EL VIÑEDO DE LA TENTACIÓN.

Fui un racimo más de aquella parra, de aquella vid trepadora. Me sentí como el proceso de la uva hasta llegar a convertirse en vino. Una más que el arado camino te presentó al azar de mi arracimar. En aquel instante me seleccionaste con gran frenesí y yo vi en ti mi mejor fertilizante. Fugazmente tus pupilas se transformaron en flechas hacia mi destino. El sol abrasador descubría mi brillo, mi color púrpura, espiritual, esperando a mi Dios, mi aroma a fruta veraniega y mi satinada piel, tumbada en la tierra arcillosa con esa fina lluvia de verano, recién llorada por las nubes, discípulas a tu bebida, conseguí hechizarte. Te enamoraste y de todos los agricultores quise que tú fueses el amo de mis uvas, mi recolector. Llegó su tiempo ya con la madurez deseada y comenzó el proceso de la uva después de la vendimia; pisoteada, sacando todo el jugo, obteniendo mosto y tiñéndolo con mi hollejo rojizo, con la tonalidad de mi pasión. Fermentaron todos mis sueños en tu encubado, fui macerando lentamente, reposando en barrica para cuando llegase el momento. Finalmente me almacenaste en tu bodega. Te gustaban los vinos jóvenes y afrutados. No vigilabas si mi corcho tenía la humedad apropiada; se estaba secando, no me mimaste y me piqué. Me dejaste ahí para mostrar tu mejor cosecha. Porque de todos los vinos que fuiste coleccionando, pensabas que mi botella siempre se conservaría intacta, para hacerme la cata. No me consumiste a tiempo, me volví vinagre con alcohol rojo, como mis ojos, tras derramar lágrimas de gran reserva, solo soy el vino embotellado que guardas como un antojo. Me perdí el recorrido idealizado antes de llenar tu copa y que pudiesen degustarme. Quería soñar que me sostenías en la comisura de tus labios. Llegado el tiempo aspiraba a obtener el ritual completo; la copa de cristal, delicada como mi salud y frágil como mi alma, adentrarme en tus venas, permaneciendo el alcohol de mi vino perpetuo en tu sangre.

––Enhorabuena, te felicito, mi querido enólogo; solo fui una prueba, una tentación, y veo que a pesar de la pasión que sientes por tu trabajo y la predilección por las uvas, sigues brioso y sanando tu debilidad. ––Le contestó la adicción.

 

©Susana Fraile.

21 de junio del 2022

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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