CLAMOR CON SABOR SALADO
Sol, ¡absorbe las gotas saladas que acarician mis pómulos evocando el silencio de mi calvario! ¡Mi alma clama llanto! Me deshidrato, pues el dolor no conoce de métrica. Ellas afloran, una y otra vez, son el cólico de mis entrañas, la bilis de mi agonía. ¿Cómo decirles que se repriman, si apenas les llega mi voz? La melancolía, como tú bien sabes, es una hoja caduca y las lágrimas el adiós al amor, los cristales del corazón. Los lutos, el abono para fortalecernos, nos duelen, pero los ocultamos tras el antifaz de la sonrisa y nos zafamos de su lluvia salina. Los ríos emocionales asoman incluso en la alegría. Escucho música, río, salto, escribo, leo y me refugio mirando fotos hasta que una sonrisa inconsciente va arrinconando mi sollozo. Ay, ¡qué caprichosa es la vida…!
©Susana Fraile
24/01/2022

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