Dando vueltas a este conjunto de sentimientos, emociones y sensaciones que tengo a diario, pienso, ¿los demás tienen que devolver algo?. Uno entrega literalmente su salud y su riqueza que no es otra que dar su tiempo al prójimo. Siempre pensando en ayudar a los demás y la respuesta es: silencio, excusas, ausencias ¿resumiendo? decepciones…

No quiero seguir intrincando el trabajo con mi vida, por mucho que ello me guste, por feliz y arropada que me considere, no puedo hurtar más tiempo a las personas más importantes para mí, para seguir compartiéndolos con todos, no es justo. No soy más que nadie, soy una mujer sencilla, humilde, que vive como su salud le permite y cree en lo que hace.

Lo entrego todo sin límite y si doy todo lo que soy, ya no puedo ofrecer más.

Sé que seré polvo y cenizas, que cabalgo en un mundo lleno de cantos, nada fácil, pero debo tener la cabeza fría y ser consciente que todo tiene un precio.

Saber valorar y entender que los que nos rodean siempre quieren algo, vender, sacar, comprar… Robar lo más preciado…el tiempo. Y sí, regalo mi tesoro más preciado, a personas desconocidas y no son conscientes que les regalo algo que nunca volveré a recuperar … mi tiempo, invertido en ellos. Algo que no me devolverá  la vida ni nadie jamás.

Y sí, soy consecuente de lo agradecida que tengo que estar, de ver y compartir lo que estoy aprendiendo:  adquiriendo conocimientos, conocer gente tan enriquecedora e interesante, generosas, reír y hasta cantar en algunas ocasiones.

Os debo tanto, nos debemos tanto…

Gracias.
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