Soy Susana, vecina de Villarejo de Salvanés, alcorana autóctona.

Antes de añadir nada más a esta presentación, quiero agradecerte encarecidamente tu visita virtual, a este espacio tan especial e íntimo. Y pedirte por cordialidad, cercanía y, por supuesto hospitalidad, que permitas dirigirme a ti «de tú a tú»
¡De mí, para vosotros, vaya!

Siento una profunda admiración por mi familia sobre todo por mi bisabuelo, un hombre inquieto y vivaz, que tuvo por fortuna asentarse en esta preciosa tierra, mi pueblo. Buscando un futuro mejor ya que como a sus coetáneos le tocó vivir tiempos difíciles. Supo sacar partido de su simpatía y don de gentes para labrarse un porvenir como comerciante, cuyos pasos siguió mi abuela: la mujer más fuerte que he conocido y a quien no se le ponía nada por delante y echo tanto de menos, mi referente.

Esa misma personalidad se la transmitió a mi madre (mi musa y el único ser que aun no estando con nosotros físicamente, la tengo siempre en mi mente). Y, aunque la vida no quiso que ella me estuviera acompañando y guiando con sus consejos, es también la misma personalidad que quedó profundamente grabada en mi interior. Eso es así. Hasta el mismo punto de que su valiosa impronta hizo brotar y desarrollar directamente mi propia personalidad. Esa misma que a su vez intentaré ilustrar ante los aquí presentes, a modo de pinceladas.

Seguro que muchos me conocéis porque, aparte de ir regalando sonrisas, siempre os voy soltando chascarrillos. En cada caso adaptados a la persona a la que van dirigidos y por supuesto con la máxima consideración; puesto que no tiene por qué estar reñido el sentido del humor con el respeto y cariño que merecéis… y que también me dais. ¡Sí, ME DAIS!
Cuando una persona me devuelve una sonrisa, seguramente no es consciente de estar alimentando mi alma, así como cubriendo en cierta medida el cariño que el destino me robó, dejando profundas cicatrices bajo mi piel que apenas nadie conoce.

Siempre me he considerado de mente inquieta, curiosa y una kamikaze de esta vida. A pesar de que mis circunstancias en su día no me permitieron acceder a una extensa formación académica.
Años después, viviendo en Aranjuez, tuve la valiosa oportunidad de poder enriquecerme, culturalmente hablando. Me pasaba horas en la biblioteca. Siempre encontraba algo que despertaba y retroalimentaba mi interés por el saber, en general.

Si supierais, cómo me siento cuando escribo; cuando leo un libro; cuando viajo a algún lugar…
Puedo pasarme horas mirando una imagen. Y ello no quita que, pasados esos momentos y de manera inconsciente, mi mente vuelve a las imágenes y a los recuerdos de mi pueblo.
Eso es devoción, sí. Devoción por mi patria chica; por la tierra que me vio nacer y crecer y que aún hoy me ayuda a seguir creciendo como persona.

He vivido en Liverpool. Un lugar precioso, pero ¿a quién regalaba yo mis sonrisas y chascarrillos, si allí su cultura es tan estricta?
Además, aquel clima no me invitó a quedarme. Con mi mano en el corazón, tengo que confesaros que os eché de menos a mi familia junto a todos vosotros, y aquí me tuvieron de vuelta en unos meses.

Mi gran afición es escribir. Escribiendo abro mi alma al cien por cien y saco todo lo que no me atrevo a contar a cualquier persona por miedo a los prejuicios y críticas.
No sé escribir sin plasmar lo que siento, no sé inventarme emociones. Todas y cada una de las palabras que escribo ten en cuenta que las he experimentado.
Algunas las camuflo para evitar daños colaterales. Pero todas están guardadas en mi baúl personal de las historias memorables. Historias que de alguna manera me han dejado huella; mi mente tiene un pacto con mi alma y están ahí tooodas, intactas y nítidas.
Ahora estoy enfrascada, de hecho, en la confección de un libro, lleno de relatos y vivencias, que espero con ilusión poder publicar y compartir contigo algún día.

Mi querido/a amigo/a virtual: Siento que a veces no somos conocedores de nuestro verdadero potencial y capacidades. O tal vez aprendemos un rol de memoria y no sabemos o nos da miedo mostrar otro diferente. Escribir es una afición que tengo de siempre, aunque al principio me parecía hacerlo con palabras de una niña de primaria. A día de hoy te confieso con valentía y orgullo que me estoy reescribiendo a mí misma.

En mi experiencia de vida he crecido tanto personal como profesional y emocionalmente. Todo ello a pesar o gracias a los palos que la vida nos va dando y que a su vez no son otra cosa que una simple lección que me ilustra acerca de que nada en este mundo se consigue fácilmente y sin su debido esfuerzo, paciencia y tesón.

De todo se aprende y de todos, también. ¿Conocidos?, medio mundo. Mi mente inquieta y curiosa no me deja estar al lado de alguien y no saludarle o desearle un buen día.
Me encanta la gente. A veces, todo comienza tomando un vino, dejando que sea la vida quien decida si nos vuelve a unir en otro brindis. Y que a lo largo del tiempo recorrido en compañía y complicidad se empiece a hacer notar una estrecha y sincera amistad. No suelo buscar nada, pero me encanta lo que los demás me aportan, lo que me enriquecen como ser humano. Las relaciones auténticas surgen y se abren paso sin forzarlas.
En cuanto a la familia, no sé vivir sin el contacto de todos sus miembros. Afinidades diferentes, pero unas raíces y una historia común que nos mantienen fuertemente unidos. Como una loba, siempre defiendo a mi manada y camada. Y aunque perdí a mis padres, mi tesoro más preciado, sé que tarde o temprano también volveré a estar con ellos.

Con la gente me muestro jovial, alegre, siempre con ganas de reír y trasmitir esa alegría tan necesaria en cualquier ocasión.
A veces también me enfado, muy interiormente, y si me observas con atención te darás cuenta. Pero será tan solo unos minutos. Porque ni puedo ni sé cómo se hace eso de querer a alguien y estar enfadada. Ni quiero saberlo.

Tengo un carácter fuerte, aunque no mal carácter. Me gusta conseguir mis metas y propósitos. Lo doy todo literalmente por conseguir algo que quiero y pretendo. No sé si eso es un defecto o una virtud.

De natural me sale ser generosa, luchadora, protectora, cuidadora, ordenada, perfeccionista (¡mucho!), natural, sin dobleces… Soy religiosa. Practicante a mí manera. En este aspecto tan solo pido el mismo respeto que yo profeso a los demás.
¿Inseguridades? Tengo, y muchas. Pero las mismas las trato de disimular siempre con mi sentido del humor y una agilidad mental que de tantos apuros me ha sacado.
Si rascas un poco verás que, aunque no me gusta reconocerlo, soy tierna, dulce y bastante cariñosa. Y no os miento ni un ápice si os digo que me duele hasta el dolor de una persona ajena y si puedo evitárselo, lo haré. Os lo aseguro.

Y si me preguntan por mi trayectoria profesional, ¿la verdad? No sé de dónde he sacado esa garra y esa fuerza para, aun temblándome las piernas, mostrar una seguridad de la cual yo misma me sorprendía.
Gracias en parte a ello, he conseguido mucho más de lo que nunca soñé a nivel laboral. Eso sí, siempre intentando superarme día a día. Creo que esa es la auténtica clave.

He colaborado con el Centro Ocupacional de Aranjuez y con el Centro de Atención y Temprana Integrandes de Aranjuez. Tan necesario para el diagnóstico precoz de cualquier problema en el desarrollo.
Constituimos entre varios padres los estatutos, todo de manera altruista.
Mi labor era dar apoyo a los padres, para ayudarles a disipar esa impotencia e incomprensión que los lleva a hacerse esa dura pregunta de «¿por qué a ellos?».
Quienes ya teníamos ese tramo superado, por ello sabíamos de algún modo como lidiarlo y hacerlo más llevadero, así como transmitir esa experiencia a modo terapia. Todo ello desde nuestra más humilde entrega y humanidad, porque por motivos económicos no había ese servicio.

He trabajado en UNICEF. Me sentía tan bien, sabiendo que cada esfuerzo que hiciese podría ayudar un niño a dejar de pasar hambre…
Mi mente inquieta y mi empatía me viene desde que era niña y adolescente y se ha ido completando con todo este bagaje humanitario que acabo de reseñar.

Me gustaría compartir también contigo que he presentado proyectos en mi Ayuntamiento y nunca he recibido respuesta alguna, al menos y aunque solo fuese para decirme que no lo veían viable.
Si me has regalado un poco de tu tiempo leyendo lo que con toda honestidad acabo de contarte sobre mí, te habrás dado cuenta de que mi interés por este proyecto nace sin ánimo de lucro y sólo por el propio placer de dar visibilidad a la cultura, ayudar y servir a los demás cuando lo necesitan.
Una vez leí una frase que desde entonces abanderé: «No soy lo que tengo; soy lo que doy».
Esa es mi filosofía de vida.

Ahora te quiero presentar unos de los espacios que vas a encontrar y estoy convencida que me vas a comentar y preguntar:

Comparte

Relacionados