MI BRÚJULA

 

Siempre te he buscado, tal vez igual que tú a mí…        Buscar

Búscame y quizás llenemos juntos este persuadido vacío.

Inventémonos una manera de amar que no exista aún. Que solo ambos logremos esta pócima secreta para nuestras almas porque, aunque no nos encontremos, sé que estamos juntos, lo esencial es invisible a los ojos…

Busquémonos y confesémonos que nos vamos consumiendo como una vela porque no nos descubrimos.

Sigue buscándome y no nos permitamos vivir ambos en soledad.

Esta soledad que, aunque escogida, ambos apremiaríamos olvidarnos de ella. Coger esta palabra tan desconsolada e intercambiarla por besos, caricias, risas, viajes, miradas de admiración…

Esta tristeza es la que sentimos cuando nos imaginamos mirando las estrellas y fantaseando que algún día las compartiremos, aunque sea desde cualquier rincón predilecto nuestro e imaginario, anhelando que algún día las veremos juntos.

Busquemos juntos la brújula. ¡Ayúdame! la mía ya ha perdido el norte.

Búscame y cólmame de tu pasado; quiero saberlo todo de ti y no me cuentes nada del futuro, porque es incierto.

Quiero que coleccionemos momentos y que los mismos sean nuestro presente juntos.

Busquémonos, desnudémonos juntos solo con nuestras miradas y acariciándonos nuestros oídos con palabras, empecemos a tocarnos el alma compartiendo nuestra bondad, generosidad, sabiduría y nuestro sentido del humor.

Vamos a desafiar al destino; vamos a buscarnos y a contarnos nuestra rabia contenida.

Hagamos realidad los sueños eróticos más prohibidos.

Déjame imaginarte como si fueses el maestro que nunca tuve; lléname de tu sabiduría y cuéntame las partes de tu mundo, esos lugares mágicos que has recorrido. Déjame imaginar que hemos caminado juntos, que nos hemos mojado juntos, tanto de lágrimas como de lluvia, esa lluvia que apagaba la temperatura que alcanzaban nuestros cuerpos; que hemos reído juntos, si, a carcajadas, como se ríen las personas que son cómplices; bailado juntos y, sobre todo, que hemos sacado toda esa dulzura que teníamos tan oculta para que nuestra piel, como si de miel se tratase, nos uniese para siempre sin pedirnos permiso.

No quiero pedirte permiso, prefiero pedirte perdón.

Patentemos un pegamento para nuestro amor.

Mi amor desmedido por conocerte hace que esta alma sin brújula te siga buscando…

 

Comparte

Relacionados